The image created to represent the 28th edition of the Sueca International Mime Festival (MIM). Each year, the organisation chooses an artist to create the image that will identify the festival; Alexandra Martorell was the artist commissioned for this task in 2017.
The image is based on the traditional figure of the mime and gives it a twist that explores gestural theatre from a more conceptual and contemporary perspective. The result is an image that is clean, minimalist and silent but at the same time full of emotional and expressive force.
As is common in the work of this artist, there is a clear connection to painting despite the fact that it is a photograph. Furthermore, in this case it is the model herself, who was carefully airbrushed to produce a delicate appearance as if she were made of porcelain, contrasting with the coarseness of her cracked, rough hands, painted using a roller. This contrast brings out the duality of the artist, who is always navigating between a public image that aims to present her as fascinating and successful, and the harsh everyday reality of life in the profession, the uncertainty and the constant struggle to make a career out of your passion; this is the reality in any artistic discipline, but in this case it refers especially to theatre, circus and street performers, who are the stars of the MIM. This image pays tribute to these performers, in appreciation for all the work they do to make us feel.
Imagen realizada para representar la 28 edición del MIM, muestra internacional de teatro gestual. Cada año la organización selecciona un artista para crear la imagen que identificará la muestra, siendo Alexandra Martorell la seleccionada para llevar a cabo este cometido en el año 2017.
En ella parte de la figura del mimo en sentido clásico y le da un giro para hablar de teatro gestual desde una visión más conceptual y contemporánea. Así es como se crea esta imagen limpia, minimalista y silenciosa pero al mismo tiempo llena de carga emocional y expresiva.
Como es común en las obras de la artista tiene clara vinculación con la pintura a pesar de ser fotografía. En este caso además, el lienzo es la propia modelo, que fue pintada cuidadosamente con aerógrafo para conseguir una apariencia delicada como si de porcelana se tratase, contrastando con la rudeza de unas manos pintadas con rodillo, agrietadas y toscas. Con ello se pone de manifiesto la dualidad del artista, que navega siempre entre su imagen pública que trata de mostrarse fascinante y exitosa, y la dureza de la profesión, del trabajo diario, de la incertidumbre y de la lucha constante para seguir dedicándose lo que le apasiona; algo que se da en todo el colectivo artístico pero que en esta ocasión refiere especialmente a los artistas de teatro, de circo, de calle, que son los que protagonizan el MIM. A ellos se les rinde tributo con esta imagen, en agradecimiento a tanto trabajo dedicado a hacernos sentir.